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Semana del gracias 

 

El año 1847 y el 1848 los alumnos internos se conformaron con leerle algunas breves y cariñosas composiciones de felicitación, y los muchachos externos le ofrecieron algún ramo de flores, En efecto, el año 1849 hubo quienes tuvieron una feliz idea. Carlos Gastini y Félix Reviglio se pusieron de acuerdo secretamente y, durante varios meses, ahorraron chuchearías, guardaron celosamente sus pequeñas propinas y lograron comprarse dos corazones de plata. Estaban preocupados por no saber dónde presentarle su regalo; querían además que los otros no descubrieran su secreto para que resultara algo inesperado por don Bosco. Era ya la vigilia de la fiesta de San Juan. La habitación de don Bosco estaba al lado del dormitorio de los alumnos, porque él quería tenerlos siempre a la vista. Cuando todos los compañeros dormían, Gastini y Reviglio fueron a llamar a la puerta de don Bosco, el cual, aunque era muy tarde, estaba todavía en pie. Respondió que entrasen. Pensad su maravilla y emoción al ver que le presentaban aquellos dos corazones de plata y oír las pocas y cordiales palabras de felicitación de aquéllos sus dos buenos hijos. Por la mañana todos los compañeros se enteraron del original obsequio y propusieron que, para el año siguiente, habría de organizarse una fiesta bonita por todo el Oratorio

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